domingo, 29 de marzo de 2009

El perdón

Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras,

te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.

Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,

pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.


Paulo Coelho .

El perdón es una expresión de amor. libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo. Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.

Pero el perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió. No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento. No es aceptar lo ocurrido con resignación. No es negar el dolor. No es minimizar los eventos ocurridos.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente

a la reconciliación con el agresor. Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor y por tal motivo lo rechazamos. No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para nadie más.

No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probable es que esa persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó. La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado.El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin esperar que nada suceda.

Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará. Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento. Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por nuestro dolor. Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el EGO. EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor

No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos.

Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiará los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.

Aceptamos que somos APRENDICES! Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir. Perdona para que puedas ser perdonado. Recuerda que con la vara que mides, serás medido...

Alli donde radican nuestras debilidades

van a extraviarse nuestras exaltaciones.

Nietzsche

miércoles, 18 de marzo de 2009

La importancia de darse cuenta


“Si te sientes molesto, date cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. Si dices que estás molesto porque alguien se ha portado mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Obsérvalo.”


Anthony de Mello.


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Nevaba en mi pueblo y el estado del camino que lleva a la carretera provincial amenazaba con ponerse inaccesible en pocas horas. En dos horas tenía que estar en mi trabajo, así que llamé para avisar que no iba a poder salir en coche del pueblo. Así, sin esperar a la hora de salida. Mi sorpresa fue tal al encontrar como respuesta un “¡pero cómo es eso, aquí está todo limpio!” No me lo esperaba. No entendía cómo mi interlocutor podía dudar de lo que yo decía, así que decidí ir de todas formas. Me sentí muy molesta en ese instante. Tanto hasta el punto de desear quedarme atascada en la nieve como forma de “castigo” hacia la persona que no me había dado la respuesta que yo esperaba. “¿Ves lo que has logrado, por no ser compresivo? Me he atascado en la nieve y es tu culpa.”


Al acabar de recorrer los dos kilómetros que separan mi casa del cruce, ví que efectivamente la carretera provincial estaba limpia. Yo tampoco me lo podía creer. Aún así seguía con restos de molestia en el cuerpo.mEstá claro que a quien estaba castigando era a mi misma. Pero, ¿por qué?


Logré darme cuenta de ello y comencé a analizar lo que me pasaba. Me detuve a pensar qué era lo que en realidad me había molestado. La respuesta vino claramente: me molestó el hecho de no saber decir no, no puedo ir y no voy. O de no haber esperado lo suficiente para llamar, de no haberme cerciorado de que en realidad no podía salir. En resumen: estaba enfadada conmigo misma. Pude haber seguido molesta, pero no lo hice. Tuve la gran suerte de haberme dado cuenta y rectificar mi necesidad de sentirme así.


Solo quedaba una cosa por hacer. Pedí disculpas a la persona por haberle molestado sin necesidad y me alegré de no haberme quedado atascada en la nieve. ¿Y sabes qué? Me la pasé genial esa tarde trabajando. Pero lo más importante, me sentí libre.

sábado, 14 de marzo de 2009

Proverbio chino




"Antes de iniciar la labor de cambiar al mundo, da tres vueltas por tu propia casa."

sábado, 7 de marzo de 2009

Libertad de elección


El tiempo nos enseña que somos el resultado de lo que hemos creado. Que lo que nos ocurre; lo bueno y lo malo, es la consecuencia de nuestros actos y sobre todo de nuestros pensamientos. Aprendemos que con cada paso que damos vamos eligiendo las circunstancias en las que vivimos y a la gente que nos rodea. Y que somos libres de elegir, con todo lo que ello conlleva.


En resumidas cuentas, que tenemos lo que nos merecemos, que somos nuestra propia invención, nuestra creación. Los únicos responsables de nuestra realidad; en definitiva, de nuestras vidas. Y el saber que nuestro destino está en nuestras manos nos hace libres. y eso, amigos míos, la libertad de elección, como todo lo verdaderamente importante en la vida, no tiene precio.