miércoles, 18 de marzo de 2009

La importancia de darse cuenta


“Si te sientes molesto, date cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. Si dices que estás molesto porque alguien se ha portado mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Obsérvalo.”


Anthony de Mello.


.


Nevaba en mi pueblo y el estado del camino que lleva a la carretera provincial amenazaba con ponerse inaccesible en pocas horas. En dos horas tenía que estar en mi trabajo, así que llamé para avisar que no iba a poder salir en coche del pueblo. Así, sin esperar a la hora de salida. Mi sorpresa fue tal al encontrar como respuesta un “¡pero cómo es eso, aquí está todo limpio!” No me lo esperaba. No entendía cómo mi interlocutor podía dudar de lo que yo decía, así que decidí ir de todas formas. Me sentí muy molesta en ese instante. Tanto hasta el punto de desear quedarme atascada en la nieve como forma de “castigo” hacia la persona que no me había dado la respuesta que yo esperaba. “¿Ves lo que has logrado, por no ser compresivo? Me he atascado en la nieve y es tu culpa.”


Al acabar de recorrer los dos kilómetros que separan mi casa del cruce, ví que efectivamente la carretera provincial estaba limpia. Yo tampoco me lo podía creer. Aún así seguía con restos de molestia en el cuerpo.mEstá claro que a quien estaba castigando era a mi misma. Pero, ¿por qué?


Logré darme cuenta de ello y comencé a analizar lo que me pasaba. Me detuve a pensar qué era lo que en realidad me había molestado. La respuesta vino claramente: me molestó el hecho de no saber decir no, no puedo ir y no voy. O de no haber esperado lo suficiente para llamar, de no haberme cerciorado de que en realidad no podía salir. En resumen: estaba enfadada conmigo misma. Pude haber seguido molesta, pero no lo hice. Tuve la gran suerte de haberme dado cuenta y rectificar mi necesidad de sentirme así.


Solo quedaba una cosa por hacer. Pedí disculpas a la persona por haberle molestado sin necesidad y me alegré de no haberme quedado atascada en la nieve. ¿Y sabes qué? Me la pasé genial esa tarde trabajando. Pero lo más importante, me sentí libre.

3 comentarios:

Gerardo Omaña Márquez dijo...

Aquí estoy después de una larga ausencia.
Con mis mejores deseos dejo FLORES PARA TI.
Y desde Imaginaria
Hoy, mañana y siempre
BESOS PARA TU ALMA.

Fran dijo...

Que bueno es reconovcer los sentimientos que nos mueven. La raiz de nuestro malestar algunas veces depende más de nosotros que de las circustancia del momento.
Me gustó tu blog, guarda muchas enseñanzas.

BETTINA dijo...

gerardo, me alegro de tu regreso y te agradezco esas flores. Un detallazo!

Fran: Creo que siempre depende de nosotros. Gracias por tus palabras