jueves, 31 de diciembre de 2009

Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida.

Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios.
Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!
Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.
Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son Tuyas.
No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.
Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.
Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.
Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.
Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.
Después, dáselo a Dios, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Él sabe perdonar.
Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Cómo pedir

Cuando Gregg Braden, un visionario científico, escritor y conferencista dejó el mundo de la empresa a principio de los noventa, se fue a las mesetas desiertas del norte de Nuevo México donde vive hoy en día. Un hermoso lugar del mundo. En ese entonces, se registró una de las peores sequías de la historia en el sudeste de los Estados Unidos.

Un amigo nativo lo llamó un día y le dijo: “Gregg, te gustaría reunirte conmigo en un lugar en donde la piel entre los mundos es muy delgada, para rogar que llueva?” Gregg no necesitó que se lo pidiera dos veces, así es que quedaron en un sitio concreto y atravesaron un larguísimo recorrido a pie entre las bellas salvias del desierto. Llegaron a un círculo de piedra que llevaba allí tanto tiempo que su amigo ni siquiera sabía quién lo había creado.

Gregg no estaba preparado para lo que vio, pues David, su amigo, se quitó sus botas de trabajo, colocó sus pies descalzos dentro del círculo y cerró los ojos. Lo primero que hizo fue honrar a sus antepasados. Dijo literalmente: “Todos mis antepasados, todos mis antepasados están conmigo ahora.”

Unos veinte segundos más tarde, miró a Gregg y le dijo: “ Tengo hambre, ¿te apetece comer algo?” Gregg le respondió: “Claro, pero pensé que ibas a rezar para que lloviera.” Sin dejar de mirar de mirar a Gregg, David dijo: “Si rezara para que lloviera, la lluvia nunca llegaría porque en el momento en que rezamos para pedir algo, damos a entender que ese algo no existe en este momento y quizá afianzamos precisamente la situación que pretendíamos cambiar.”

Entonces Gregg le preguntó: “Si no has rogado durante esos veinte segundo, ¿qué es lo que has hecho?” David le dijo: “Al cerrar los ojos he experimentado la sensación de estar de pie, descalzo en el barro de nuestra aldea, un barro que está ahí porque ha llovido mucho.” Y después dijo, “He percibido el olor, el olor de las gotas de lluvias que resbalan por las paredes de barro de nuestra aldea y he percibido lo que se siente al correr a través e los campos llenos de unas plantas de maíz muy altas gracias a la lluvia. He experimentado mi gratitud por la lluvia porque ya ha caído.”

Extraído del vídeo USTED PUEDE SANAR SU VIDA de Louise Hay

Puedes ver los vídeos en:

Parte 1 http://www.youtube.com/watch?v=Dtog4WBokAM

Parte 2 http://www.youtube.com/watch?v=gPdb90rmnOk

Parte 3 http://www.youtube.com/watch?v=JsjlThJZmYw

Parte 4 http://www.youtube.com/watch?v=lkQp9ZQOkec&feature=related

Parte 5 http://www.youtube.com/watch?v=LlFsaaAR-JA

Parte 6 http://www.youtube.com/watch?v=ibmeP3yIo30&feature=related

Parte 7 http://www.youtube.com/watch?v=O5M2-WWA3GY&feature=related

Parte 8 http://www.youtube.com/watch?v=pFM5JQidPMM

Parte 9 http://www.youtube.com/watch?v=bioW4__eoSA

Datos obtenidos en el blog: Compartiendo contigo

viernes, 30 de octubre de 2009

No estás solo


“Estás a salvo. Eres inconcebiblemente valioso. Nada se te opone. Estás rodeado de amigos.”


Imelda Shanklin


Ninguno de nosotros podría sobrevivir solo. Todos tenemos y necesitamos una red de apoyo.


Si miras hacia atrás, ¿quién estuvo contigo? ¿Fue la señora de al lado cuando eras un niño, o la maestra que te ayudó a hacer lo mejor que podías, o aquel amigo que estuvo ahí para escucharte aún cuando estabas siendo un perfecto idiota?
¿Quién te apoya ahora? ¿Quién te da consejos, te da fuerzas, te corrige y te quiere? ¿Quién rebota tus ideas disparatadas y hace que encuentres una respuesta correcta? ¿Quién te dará una patada en el trasero cuando estás siendo ridículo o autodestructivo?

Cuando pensamos en ello, nos damos cuenta de en qué grado todas estas personas han contribuido a nuestras vidas. Algunas de forma grandiosa, otras en pequeñas cosas, pero cada parte, muy importante.
Decídete hoy, elige al menos una persona que te haya ayudado y agradécele. Haz de esto una práctica regular.


Estás rodeado de amigos y puedes esperar milagros.

Wes Hopper

sábado, 19 de septiembre de 2009

Paso a paso


"La victoria del éxito está casi ganada cuando uno coge el hábito de establecer metas y alcanzarlas. Aún las tareas más tediosas se harán tolerables mientras desfilas a lo largo de cada día convencido que cada una de ellas, no importa cuan insignificante o aburrida sea, te acerca a lograr tus sueños.”



Og Mandino

El problema de las grandes metas es que si es en lo único que piensas, te llevará mucho tiempo lograrlas. ¡Nadie consigue una gran meta cada semana! Y eso se transforma en un problema porque no tienes suficientes recompensas en tu vida.

Para poder seguir y sentirte bien, necesitas muchos pequeños éxitos. Cuando puedas mirar tu lista de pequeñas metas y ver todos esos ticks, te sentirás verdaderamente bien. Y eso te mantendrá con ganas de seguir; todos los baches del camino, todos los obstáculos, todas las demoras solo son pequeñas molestias, como un mosquito, y no harán que te desanimes.

Entonces, ponte grandes metas y desglósalas en pequeños pasos. Anota estos pasos y chequéalos a mediada que los vas cumpliendo. Luego celébralos! Mira tu lista y piensa, “Jo, soy bueno!” Palméate la espalda y velos como hitos hacia tus grandes metas.
Cuando sientes que progresas te despiertas cada mañana con entusiasmo y lleno de energía. Como “el pequeño motor que pudo” dirás, “Creo que puedo, creo que puedo!”
¡Y puedes!
Parecerá un milagro.

Mis bendiciones.



Wes Hopper


sábado, 1 de agosto de 2009

Día 21

Parece un sueño, pero he llegado sin esfuerzo al día 21. Tres semanas. Ni pizca de ganas de fumar. Me siento más relajada, la piel sigue cambiando de tersura y el pelo va brillando más. El gusto y el olfato se desarrollan de manera que asusta casi.
Aún no siento que la vida valga más o menos la pena como muchos libros se empeñan en señalar, pero lo que realmente me importa es que no tengo ganas de fumar y eso ya es decir.