jueves, 16 de julio de 2009

Día 4:
La quisquillosidad va en aumento junto con mi contractura de hombros que evita que quienes me rodean la noten. Pero de momento puedo con ello. Un día a la vez.

Día 5:
Estoy triste, muy triste. Pero no creo que tenga mucho que ver con el tabaco.

miércoles, 15 de julio de 2009

Día 3:

Casi me voy olvidando del tabaco y parece un milagro. Voy poco a poco recuperando intensidad en el gusto y en el olfato. La piel se va volviendo lentamente más elástica. Aún no me avalancha el desagradable olor a tabaco desde el armario, pero tiempo al tiempo. Todo llegará.

Tengo sueños donde fumo un cigarillo cada día y donde también aparecen diferentes personas que me avisan que fumar un cigarillo, significa volver a empezar de nuevo y me despierto sobresaltada. Eso también pasará.

Aún me siento lejos de la fase en la que el pseudo ex fumador se siente superior al que aún sigue fumando, pero también llegará. Y la recaída a los 6 meses, etc. Pero lucharé con todas mis fuerzas para esta vez poder vencerme a mi misma más que al vicio en si.

Hoy me siento físicamente mucho mejor.

Un día más, decido no fumar.

lunes, 13 de julio de 2009

Mi proceso

Hoy se ha ido una gran persona, un gran médico y un mejor amigo. Hace muchos años me miró largo, en silencio y me dijo: “No te vuelvo a atender ni gratis ni pagando hasta que no vuelvas con fecha, día y hora para dejar de fumar”. Y dejé de fumar durante los 7 meses que precedieron a mi venida a España.

Durante este último mes me lo volví a plantear seriamente hasta el día que me llamaron avisándome que él estaba muy grave. Y me dio tanta rabia, tanta impotencia que mandé todo al diablo. Si él, deportista, si él que se cuidaba tanto en su alimentación, alguien que no bebía ni fumaba estaba grave para qué dejar de fumar. Es una de las miles de excusas típicas que damos los tabacómanos para no dejar la droga.

Pero hace dos noches tuve un sueño que me guardo para mí y el sábado por la noche fumé mi último cigarrillo (o eso espero). Llevo 48 horas sin fumar sin desesperación ni mono gracias a unas milagrosas pastillas que se llama Champix y que me dio mi nuevo médico de cabecera.

Así es que he decidido seguir una especie de diario para ir reflejando lo que siento cada día y cómo lo voy superando.

Día 1-

Hay algo dentro de mi que me dice que esta vez es diferente. El gran interrogante es: ¿Lo lograré? Mis anteriores intentos estuvieron “teñidos de rabia, conflicto y desesperación” tal como dice Deepak Chopra en su libro “Vencer las adicciones” y también de grandes fracasos. Pero hoy quiero quedarme un una cita de este mismo libro: “ El adicto es un buscador, aunque un buscador desorientado. El que da el primer paso vacilante hacia el descubrimiento del verdadero significado del espíritu”

Día 2-

De todos los viejos síntomas el único que siento es rabia, sobre todo por la mañana, y estoy bastante quisquillosa. No tengo síntomas físicos y milagrosamente no tengo demasiadas ganas de fumar. De todos modos los 16 cigarrillos que quedaron sin fumar el sábado siguen en la cajetilla sobre el cenicero de la cocina con el mechero encima. Los tengo al alcance de la mano. De momento y a pesar de las circunstancias de hoy, sigo eligiendo no fumar.